Misión & Visión
Misión
Cuando era niño entré en el colegio con un año de adelanto, a esas edades un año de diferencia se nota muchísimo en el desarrollo corporal, y esa diferencia en un entorno social donde la violencia física y la marginación eran la atmósfera en que nos desarrollamos, suponía una notable desventaja. En el colegio, eso que hoy llaman bullying era una práctica totalmente normalizada, las agresiones físicas y verbales eran diarias, con la indiferencia más absoluta de todo el entorno, tanto familiar como académico. Para ellos estas eran cosas de niños sin más…
Recuerdo que un día, a la salida del colegio uno de los tantos matones existentes (uno de tantos chicos que venía de un entorno social y familiar totalmente desestructurado) estaba agrediéndome, yo más pequeño me defendía como podía, pero la dinámica, en definitiva, era la de recibir una agresión más y salir de aquella lo más airoso posible. Pero ese día en concreto ocurrió algo especial, un chico mayor que vio la agresión, se acercó corriendo y “sacudió” y amenazó al matón, algunas mujeres que había alrededor se hicieron (ahora sí) eco de la situación y le recriminaron la agresión, a lo que él, con tono enérgico, explicó que “aquél abusador estaba pegándole a la criatura” (recuerdo esas palabras como en el momento) y que él no iba a permitir tal abuso.
A mis 56 años de hoy, todavía recuerdo con frescura aquella temprana experiencia y la cara de aquél hombre que me enseño el verdadero significado de la palabra HÉROE. Ser un héroe no siempre implica hacer hazañas grandiosas, sino ser capaz de hacer lo correcto en el momento adecuado, con compasión y valor. Muchas de las experiencias que vivimos como niños nos marcan el camino que hemos de seguir en la vida adulta de un modo completamente inconsciente.
Aquel sentido de la justicia es el que nos eleva de la categoría de simples bestias a seres humanos con una dimensión trascendente, superior y espiritual.
Los niños autistas apenas tienen a quienes los defiendan, sobre ellos se lanza una enorme y pesada loza que los condena de por vida a una situación terrible, el pronóstico de un trastorno irreversible. Y ellos sin más culpa que el hecho de nacer, no pueden defenderse solos, necesitan a alguien que luche por ellos. Yo hoy por hoy, trabajo día a día por convertirme, como aquél héroe de mi niñez, en alguien que lucha por aquellos que no pueden defenderse, y darles a los niños la oportunidad de recuperar su vida y un futuro.
Esta es mi misión: poner un futuro en manos de los niños con autismo. Solo que en esta misión también es necesaria la voluntad y participación de los padres. Por tanto, mi misión es la de trabajar junto con las familias, para devolver la esperanza de una vida completa, con salud, sueños y aspiraciones, a vidas que se rompieron antes de empezar esta que es la aventura de vivir.
Visión
Lo que empezó hace ya dos décadas como un gran sueño, hoy por hoy es una realidad, cientos de niños a lo largo del mundo así lo ratifican. Aquella visión de un sistema capaz de ayudar a las personas a recuperar su salud de una forma efectiva y real, que posteriormente evolucionó hacia la ayuda especializada y específica dirigida a los niños con TEA, hoy es una realidad que está ayudando a niños y familias de todo el mundo. Mi visión siempre está marcada por lo trascendente, la vida pasa más rápido de lo que pensamos y sé que su sentido está más definido por lo que dejamos aquí que por lo que creímos atesorar mientras vivimos, mi visión es un legado, mi visión es un sistema que sea capaz de revertir de forma efectiva y cierta al autismo, el MÉTODO SAAVEDRA, ya lo hace, evoluciona y crece conmigo.
Mi visión es formar a profesionales de la salud alrededor del mundo, un equipo multidisciplinar que profundice y explore todos los aspectos del autismo aún no resueltos, para crear una gran red mundial que permita llevar el Método Saavedra a todos los niños allá donde lo necesiten.
Para hacer algo grande no basta con poner la cabeza, no basta con lo académico e intelectual, no bastan protocolos cómodos y convenientes para profesionales que no quieren esforzarse, aquí es necesario poner el espíritu y el corazón en una visión que nos trasciende como individuos para alcanzar un gran logro de valor UNIVERSAL, VENCER AL AUTISMO.