
El Trastorno del Espectro Autista (TEA)
El TEA se diagnostica mediante una evaluación de las disfunciones observadas en el comportamiento de un niño, ya que no existen marcadores biológicos específicos para determinar esta condición. Se considera una entidad de naturaleza neurobiológica que afecta directamente el neurodesarrollo, generalmente manifestándose en los tres primeros años de vida. Actualmente, no existe un tratamiento farmacológico específico y se considera que no tiene cura. El TEA se considera un trastorno multietiológico en el que se presume la intervención de diversos factores, incluyendo predisposición genética y factores ambientales.
El autismo, en la actualidad, presenta un carácter epidémico. Fue descrito por primera vez por el médico austriaco Leo Kanner (1894-1981) en 1943, cuando su prevalencia se estimaba en 1 caso por cada 10,000 niños. Con el tiempo, el diagnóstico de autismo se volvió más amplio y, en 1980, se incluyó en el DSM-III.
Hasta cierto punto, el aumento en los casos de TEA en las décadas iniciales puede atribuirse a la mejora gradual en la capacidad diagnóstica. Sin embargo, en las últimas décadas, a pesar de contar con herramientas y métodos de diagnóstico bien establecidos, el incremento ha sido tan notable que ya no puede explicarse únicamente por una mayor capacidad de diagnóstico.
Este aumento plantea desafíos significativos en la comprensión y el abordaje del TEA en la sociedad actual.